lunes, 10 de septiembre de 2007

DESDE LA VENTANA

Amanece. Ha llovido durante toda la noche y continúa lloviendo. Las calles están anegadas. Algunos transeúntes pasan corriendo, tratando de cobijarse inútilmente con sus paraguas. Los autos, al pasar, levantan grandes olas inundando las veredas con agua barrosa. No hay viento; sólo una persistente lluvia gris.

Frente a la ventana, de pie, una muchacha. Las nubes acompañan su desdicha. Llora el cielo; llora su corazón. Las gotas de lluvia se deslizan por el vidrio. Allí, inmóvil y muda, observa la danza de las grises bailarinas. La tristeza acapara su espíritu. El dolor que le ha torturado desde siempre el cuerpo y el alma, se ha mitigado.

Una caravana de autos pasa lentamente. Se detiene unos segundos frente a la ventana. Ella esboza una sonrisa invisible y saluda a sus padres y a su hermana que miran la ventana. La lluvia desdibuja su imagen; no alcanzan a verla. Enseguida la caravana retoma la marcha y se aleja.

Desde la ventana, inmóvil y muda, la muchacha ve pasar el auto. Allá va su cuerpo, aquí queda su alma.
Llamando a la tristeza, tañen, a lo lejos, las campanas.

Gloria Brandán

1 comentario:

Mecha Novillo dijo...

Un poquito más segura, ahora, de podrás leer mi comentario, te digo que "Desde la ventana" es uno de tus textos más bellos, a lo cual se une la ventaja de ser breve.
No es mi caso, pero hay gente que se cansa de leer en la pantalla y dejan el texto a medias.
Bueno, ahora voy a ver si puedo entrar a mi blog.
Felicitaciones, como siempre.
Mecha