miércoles, 19 de septiembre de 2007

CUENTOS CORTOS INSPIRADOS EN LA VIDA COTIDIANA

INSPIRADO EN LOS CUENTOS CORTOS DE JUAN CALOU (BLOGGER)

Cuentos
Me he puesto nostálgica. Recuerdo los cuentos que mi abuelo nos contaba en las tardecitas de verano, un poco inventados por él y otro poco… por él inventados. Llegado el momento de más suspenso los interrumpía, ya sea en la mitad de un diálogo o de una situación altamente riesgosa para el protagonista de la historia. Los cuentos del abuelo nos atrapaban, nos mantenían en vilo durante todo el día, ya que nunca sabíamos ni cómo ni cuándo iban a terminar. Eso lo decidía él. La tarde siguiente, cuando el sol comenzaba a declinar y el canto de las chicharras nos aturdía, y mientras esperábamos el llamado a la mesa, nos reuníamos alrededor del abuelo para escuchar la continuación del cuento inconcluso.
¡Las vueltas de la vida! Pienso en los cuentos de mi abuelo y ahora soy yo la que invento cuentos que por supuesto no van a superar jamás los quedaron atrapados en mi memoria.
Y los invento para mantenerme en vilo y seguir atrapada a la vida.

Cortos
Más que petizos son cortos. Tienen los brazos cortos, el cuello corto, el talle corto y las piernas cortas. Viven en casas que, más que chicas, son cortas: apenas uno entra por la puerta, un pasillo corto comunica con el patio. Los árboles y las plantas no son enanas, ni siquiera son bonsái; son cortas: el tronco corto de fina corteza termina en cortas ramas que sostienen unas cuantas hojas recortadas por hormigas cortitas. Así es de corto todo lo que rodea la existencia de los Cortos: pueblo originario de una pequeña isla del Mar del Cortés, llamada isla de Córtega, cuya principal actividad es cortar clavos. Los pobres cortos ya se están quedando cortos con la fabricación de cortaplumas, cortapapeles y cortapastas; a causa de un cortocircuito, se les ha borrado el único cortometraje sobre un cortejo fúnebre histórico, documental que no pudieron exhibir por falta de una cortina blanca como telón. Debido a su corta existencia, deben apurarse ya que se les está acortando el tiempo.
Por cuestiones de cortesía, pues lo cortés no quita lo valiente, he decidido acortar esta historia y ponerle un corte.


Inspirados
Hay personas que se inspiran cuando escuchan una palabra o cuando ven algo que les llama la atención. Enseguida lo anotan con su lapicera siempre a mano, en un cuaderno que, curiosamente, tienen también siempre a mano. De esas anotaciones, dibujos o bosquejos, que por suerte anotan en el preciso momento que se producen, se inspiran, y resultan ser unos inspirados. Digo yo: ¿cómo hacen los inspirados para tener siempre un cuaderno y una lapicera siempre a mano para anotar en cualquier momento del día o de la noche, lo que ven, oyen , imaginan o sueñan?


Los invito a hacer un ejercicio de inspiración: inspiremos profundamente, llenemos los pulmones de aire y exhalemos por la boca; relajemos nuestro cuerpo y pongamos la mente en blanco; tomemos una lapicera y un cuaderno y escribamos un relato, cuento o historia, lo que se nos ocurra, inspirados en la primera palabra que escuchemos…
¿Y?...
Eso nomás quería comprobar.

En
Preposición que indica lugar, tiempo o modo (Diccionario de la Real Academia Española).
El lugar no importa, el tiempo corre y el modo… como uno pueda.
En el mejor lugar, en el mejor tiempo y del mejor modo será lo que debamos hacer y lo haremos de la mejor manera posible. No habrá en nuestra vida otro lugar, otro tiempo ni otro modo. Aprovechemos el que tenemos.

La
Siguiendo con la gramática y según el mismo diccionario:
LA: artículo determinado, femenino, singular; sexta nota de la escala musical.
De las dos acepciones de la palabra LA, me interesa, en este caso, la segunda.
Es sabido que la nota musical LA tiene una tonalidad específica. Entonces digo yo: ¿Por qué cuando entonamos una canción de la cual no nos acordamos la letra, decimos: “la la la la la la…”, siguiendo al pie del pentagrama las distintas tonalidades de LA y así sucesivamente hasta terminar con la canción que con tanta inspiración compuso el autor? Esto me lleva a la siguiente conclusión: si la nota LA tiene más de una tonalidad, ¿no sería mejor cambiarle de nombre, digo yo, por ejemplo ZU, sílaba difícil para tararear, y de ese modo no incurrir en equívocos difíciles de superar para cualquier persona que se está iniciando en teoría musical?

Vida
“¡C’est la vie!” Expresión francesa que traducida al español significa “es la vida”. En inglés se dice “this is the life”, en italiano, “è la vita”, en portugués, “é a vida” y en alemán, “es ist das leben”.
No es lo mismo decir “es la vida” que “c’est la vie”. Ni “c’est la vie”, que “this is the life”, o “è la vita”, o “é a vida” y menos, “es ist das leben”. Cada idioma tiene su propio ritmo, su propia cadencia para decir frases que expresan ciertos sentimientos o estados de ánimo. Incluso la entonación de la voz varía.
En español, dicha expresión es triste; en francés, romántica; en inglés, calculadora; en italiano, sanguínea; en portugués, dulce y en alemán, fría.
Ahora, si lo digo en latín, madre de todas las lenguas romances, “vita est”, es t-e-r-m-i-n-a-n-t-e.
Al juntar todos los adjetivos antes expuestos, reflexiono: la vida tiene un poco de cada uno de ellos: de tristeza, de romanticismo; es tajante, sanguínea, dulce y fría. Pero me niego a que sea ¡t-e-r-m-i-n-a-n-t-e!

Sea como sea la vida, ¡c’est la vie!
Yo, sí yo, me inclino por el romanticismo.



Cotidiana
Y para terminar con estas digresiones sin ton ni son, voy a referirme brevemente, tratando de ensayar un pequeño tratado sin previo ensayo, sobre la cotidianeidad de la palabra “cotidiana”, femenino de “cotidiano”.
Lo cotidiano, lo diario, lo de todos los días; no es tarea fácil sustraerse de lo cotidiano, de lo que diariamente uno hace con tanta seguridad y muchas veces mecánicamente: uno se levanta y lo primero que hace es asearse, mirarse raudamente al espejo tratando de no detenerse en la cara y mucho menos en el pelo: más tarde tendrá una forma más coherente, seremos como somos, o trataremos. Luego nos dirigimos a la cocina, preparamos nuestro desayuno de la manera que más nos gusta, escuchamos las últimas noticias, no vaya a ser que el mundo haya sucumbido mientras dormíamos y no nos hayamos enterado; prestamos especial atención a una cuestión, yo diría, casi vital para el devenir de nuestro día: la temperatura, la humedad y la presión atmosférica; la dirección del viento es, sin ninguna duda, la clave; según estos datos meteorológicos, nos disponemos sicológicamente para vivir lo cotidiano, lo de todos los días. Durante las horas matutinas desarrollamos nuestra actividad cotidiana siempre pensando qué haremos de comer. Almorzaremos lo que tantas horas nos ha ocupado el pensamiento y lo que en tan poco tiempo hemos realizado: una ensalada con un huevo duro. Listo.
Lo cotidiano no ha terminado con el almuerzo. Seguramente haremos una breve pausa en posición horizontal para luego tomar la decisión de cortar la tarde con un breve té o cafecito. Quizás recibamos alguna visita, atendamos el teléfono, conversemos con alguien que está viviendo su propia cotidianeidad, y trataremos de comprenderlo, pobre, qué vida tan aburrida, siempre hace lo mismo; al declinar el sol, comenzaremos a pensar qué haremos de cenar, debemos recuperar las fuerzas, pero carne no, me cae pesada de noche, así que me decido por un plato de sopa o una taza de café con leche y una rodaja de pan con queso. Nos quedaremos un rato más dando vueltas por la casa, veremos que todo esté en orden y en su lugar, temerosos de que alguien entre durante la noche y vea la casa revuelta.
Lo cotidiano, lo diario, lo de todos los días, ya ha terminado. Mañana empezará otro día con su cotidianeidad. Quién sabe, a lo mejor haya alguna sorpresa o tengamos alguna linda noticia. Con este pensamiento me dispongo a acostarme para gozar de un merecido descanso.
Hasta mañana.

Conclusión
Y así he relatado, a mi manera, los “Cuentos cortos inspirados en la vida cotidiana”, que lo único que tienen de “cuentos” es que de cuentos no tienen nada; de “cortos”, que no tienen la culpa que yo tenga tan corta imaginación; de “inspirados”, que la ausencia de inspiración asusta; “en” y “la”, no merecen ningún tipo de comentario, es más, podrían no estar; de “vida”, que merece ser vivida, ya que si estuviéramos muertos, sería demasiado tarde; y por último, de “cotidiano”… mmm…qué puedo decir… Lo cotidiano…
¡No! ¡Mejor no empiezo de nuevo!

Nota del autor:
Perdón Juan Calou.

Gloria Brandán

5 comentarios:

Mecha Novillo dijo...

¡Qué bueno! Supongo que Juan Calou, si le haces saber lo que has escrito inspirada por su blog, lo va a leer.
Yo le escribí uno que otro comentario, y al parecer, no tiene tiempo para contestar.

Emiliana Felizzia dijo...

La escritura que expones es deliciosa! obviAmente que tengo mis tescritos favoritos (entre ellos la dedicación a Susi y el cuentito del soldado que no lo vi pero lo lei en papel y lápiz).
FELICITACIONES!

Gloria Brandán dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Gloria Brandán dijo...

Mili: Gracias por tu comentario. El cuento dedicado a Susi es real, fue un sueño premonitorio.
El cuento del soldadito ya lo puse en el blog.

Juan Calou dijo...

Me siento frente a un instrumento, digamos, un piano. Toco una tecla, luego otra, y otra. Me recuerda a algo y pruebo un poco más. Logro combinarlas y la memoria saca el polvo a algún rincón, es esa. Ahí está. Se esconde y la busco corriendo en otras teclas, negras, blancas. Aparece de nuevo. ¿Cómo era? era por acá, o por allá. Vuelve a salir y se forma el estribillo de una canción. Improviso y logro algo un poco distinto, pero agradable. Le doy intensidad a una parte. Me estremece. Mis dedos recuerdan el recorrido y todo se ordena, lo veo, lo palpo, lo lloro sólo. Nadie sabe que hay detrás de eso que el resto ahora puede disfrutar.

Eso es un cuento.

Que la banda (Gloria, Mecha, Emiliana, etc.) siga tocando.


PS:Las felicito y les pido disculpas por no responder más rápido. Me mudé a México hace un mes y antes y después todavía es un caos. Un afectuoso saludo.

Juan Calou.